Nueva tapón para especieros acoplable a un tarro tradicional, de plástico o vidrio, formado por dos piezas que se acoplan y ajustan perfectamente.
La parte inferior de la tapa se rosca en el tarro y tiene una forma de un doble cilindro, el inferior ligeramente más ancho que el superior, formando una pequeña canaleta o repisa entre ambas. Y es justamente en este cilindro superior en el que se dibujan, siempre en su zona perimetral, distintos grupos de agujeros, de diámetros diversos, de mayor a menor, para la salida de la especia. La parte superior es la tapa propiamente dicha con un faldón perimetral que encaja en la canaleta o repisa de la parte inferior, donde se ajusta y enclava lo suficiente como para no poder extraerse pero manteniendo su capacidad de giro. Y como esta tapa tiene, de nuevo en su parte perimetral una única ventana, la intuición ya nos dice cómo funciona el especiero: basta con girar la tapa en el sentido de las manecillas del reloj para hacer coincidir la ventana con los agujeros que nos interese según el tipo de especia o la cantidad que queramos. Después, solo hay que inclinar ligeramente el especiero y sacudir: la especie cae sola. Para cerrarlo, basta con girar y buscar la posición de cierre hermético de todas las salidas.